Vejamen que da el ratón al caracol
Riéndose
está el ratón,
en
el umbral de su cueva,
del
caracol ganapán,
que
va con su casa a cuestas.
Y
viendo cómo arrastrando
por
su corcova la lleva,
muy
camello de poquito,
le
dijo de esta manera:
“Dime,
cornudo vecino,
de
un cuerno en que tú te hospedas,
¿qué
callo de pie trazó
una
alcoba tan estrecha?
“Tú
vives emparedado,
sin
castigo o penitencia,
y,
hecho chirrión de tu casa,
la
mudas y la trasiegas.
“Vestirse
de un edificio
invención
de sastre es nueva:
tú,
albañil enjerto en sastre,
te
vistes y te aposentas.
“El
vivir un lobanillo,
es
de pobre y de materia;
y
nunca salir de casa,
de
persona muy enferma.
“Verruga
andante pareces,
que
ha producido la tierra;
muy
preciado de que todo
sólo
tú un palacio llenas.
“Si
te viniese algún güésped,
¿qué
aposento le aparejas
tú,
que en la mano de un gato,
por
no admitirle, te encierras?
“Yo
te llevaré a la Corte,
en
donde no te defienda
de
tercera parte o güésped
tu
casilla tan estrecha.
“¿No
te fuera más descanso
andarte
por estas selvas,
y
en estos agujerillos
tener
tu cama y tu mesa?
“Riéndose
están de ti
los
lagartos en las peñas,
los
pájaros en los nidos,
las
ranas en las acequias.
“Esa
casa es tu mortaja:
de
buena cosa te precias,
pues
vives el ataúd,
donde
es forzoso que mueras.
“De
una fábrica presumes
que Vitruvio no
la entienda;
y
si vale un caracol,
en
dos ninguno la precia.
“Y
citar puedo a Vitruvio,
porque
soy ratón de letras,
que
en casa de un arquitecto
comí
a Viñola una nesga.
“Sacar
los cuernos al Sol,
ningún
marido lo aprueba,
aunque
de ellos coma; y tú
muy
en ayunas los muestras.
“Dirás
que me caza el gato,
con
todas estas arengas;
¿y
a ti no te echan la uña
los
viernes y las cuaresmas?
“¿No
te guisan y te comen
entre
abadejo y lentejas?
¿Y
hay, después de estar guisado,
alfiler
que no te prenda?
“Pero
de matraca baste,
que
yo espero gran respuesta;
y,
aunque soy más cortesano,
me
he de correr más apriesa”
Francisco
de quevedo.
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