¿A dónde vas, corderillo?
¿A
dónde vas, corderillo, lejos de tu verde pasto,
a dónde, si eres tan casto y aún eres un
chiquillo?
Mi pastor a un cuchillo me vendió de
carnicero.
Llora
muy alto el lucero, llora en el prado la fuente...
no
llora el hombre cadente que me lleva al matadero.
Pastor de ovejas y estrellas, que con tu silbo
las llamas
y
en el campo las derramas entre las flores ten bellas,
¿cómo
luego las degüellas?, ¿cómo matas al cordero?
¿cómo
cambias por dinero lo que paciste en el prado?
Y
pregunta mi penar, al rocío y las encinas,
a
las flores y colinas, si el amor puede llorar.
Y
vuelven a preguntar, mis labios en triste arrobo
si
ese pacer no es un robo... Y oigo un rumor acerado;
¡Mato
porque soy, del prado, a la vez pastor y lobo’.
No
comas, mortal, corderos, ¡ay los pobres animales!
Hombres,
no seáis carnales, dejad ya los mataderos.
¡Oh
si fueseis jardineros de los campos de este mundo,
qué
cambio, Dios, más profundo! ¡Cuántas rosas, cuántos lirios!
¡Oh,
qué ausencia de dolores, qué amor tan bello y profundo!
Anónimo