jueves, 16 de mayo de 2024

El primer vuelo

Bajo el alero de las golondrinas,
¡Qué afán parlero, qué inquietud cercana
Divulgan nuestras gárrulas vecinas!
¡Cuánto prolonga su emoción ufana
La tarde que sonrosa las colinas!
¡Qué audaces curvas ante la ventana!
¡Qué celeste embriaguez!... Es que mañana
Van a volar las nuevas golondrinas.

Leopoldo Lugones

Imagen:https://www.blogger.com/

viernes, 10 de mayo de 2024

La paloma

Buscando qué tirar subí la loma
y en la rama florida de un espino,
que se mecía al borde del camino,
estaba, entre las flores, la paloma.
Vi su pecho cenizo, su ala ploma,
su pico pardo y su ojo purpurino
y oí su ronco canto matutino
con que saluda alegre al sol que asoma.

¡Lástima, oh Dios, que esta paloma muera!
Pero fiel cazador, corazón duro,
mano que no vacila, ojo seguro,
Tomé la mira y izas!: bala certera,
cayó a mis pies sangrando el ave herida,
batió las alas y quedó sin vida.

José Coronel Urtecho

Imagen:https://www.blogger.com/

sábado, 4 de mayo de 2024

 A una pulga 

Señor compadre, el vulgo, de envidioso,
dice que Ovidio escribe una elegía
de la pulga, animal tan enojoso,

y mienten, que no fue ni es sino mía,
no toda de invención, mas traducida
de cierta veneciana fantasía.

Va dmutatis mutandis añadida,
porque la traducción muy limitada
suele ser enfadosa y desabrida.

¡Oh pulga esquiva, fiera y porfiada,
enemiga de damas delicadas,
tú que puedes saltar cuando te agrada,

quién tuviese palabras tan limadas
bastantes a decir de tus maldades
fierezas memorables señaladas!

Tú haces pruebas grandes y crueldades,
y aun creo que tú sola entre animales
sabes más que la mona de ruindades.

Haces atrevimientos, ¡y qué tales!,
dejas amancillada una persona
que parecen de lepra las señales.

Por ti el más cuerdo en fin se desentona,
vives de humana sangre y siempre quieres
comer a misa, a vísperas y a nona
.

Entre nosotros vas, y eres quien eres
siempre a nuestro pesar, y no hay ninguno
que se pueda guardar cuando le hieres.

No sabemos de ti lugar alguno,
ni eres fraile, ni abad, ni monacillo,
ni hembra, ni varón, ni apenas uno.

Eres una nonada, eres coquillo,
eres un punto negro, y haces cosas
que no osaran hacerse en Peralvillo.

Das tenazadas ásperas, rabiosas,
al rey como al pastor, al pobre, al rico,
y al príncipe mayor enojar osas.

Picas no sé con qué, que todo es chico;
dejárasnos al menos en picando
como deja el abeja el cabo y pico.

Está el hombre durmiendo, está velando…
tú, sin temor y sin vergüenza alguna,
lo estás con tus picadas molestando.

El simplecillo niño allá en la cuna,
la delicada monja allá en el coro,
a todos tratas sin piedad ninguna.

No quieres cetro, reino, ni tesoro,
mas hártaste de sangre de cristianos
que no lo hace un perro, un turco, un moro.

Derritiéndose están los cortesanos
mostrando el pecho abierto ante las damas,
los hígados hirviendo y los livianos,

y tú, malvada, en medio de sus llamas
los haces renegar y retorcerse
pudiéndolos tomar allá en sus camas.

 

Diego Hurtado de Mendoza


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