miércoles, 22 de julio de 2020



La hormiguita retozona

Hormiguita retozona no hacía más que jugar
y su mami le decía: ven ayúdame a lavar.
¿A lavar, mami? Ay chica a mí no me gusta lavar,
Hormiguita retozona no hacía más que jugar
y su mami le decíua. Ven y ayúdame a planchar.
Esta mami, cada vez que ve jugando a los yaquis
me dice que vaya a planchar.
¡Ah!, pues no.
Hormiguita retozona no hacía más que jugar
y su mami le decía: ven ayúdame a zurcir.
¿A zurcir, mami?
Ah, no, a  mí no me gusta zrcir, Chica.
Hormiguita retozona no hacía más que jugar
y su mami le decía: ven ayúdame a fregar.
Y si se me rompe un plato para que me regañes.
¿Te crees que yo soy imbécil?
Hormiguita retozona no hacía más que decir:
¡Oye, mami, chica!, no te pongas brava, pero a mí no me gusta
ni lavar, ni planchar, ni zurcir, ni fregar, mami, ni fregar.
A mí nada más que me gusta jugar, jugar y jugar!

Pero un día la mamá de hormiguita retozona
cogió una gripe tan fuerte
que parecía otra persona.
No se pudo levantar,
no pudo lavar la ropa,
como nadie la ayudaba,
no tuvo un plato de sopa.
Pero ella tenía mucha fiebre
y temblaba pobrecita.
Hormiguita retozona estaba muy asustadita,

Hormiguita retozona
sintió ganas de llorar.
Y de pronto dino así:
¡Pobrecita mi mamita!,
yo la tengo que ayudar.

Fue a la cocina y cogió
para la sopa una olla,
la llenó de agua con sal
y le puso una cebolla,
le echó carne, zanahoria,
papa, tomate y maíz;
puso bijol y fideos ,
ajo, porro y un ají.

La mamita se tomó
una sopa muy sabrosa
y hormiguita cariñosa le dijo:
¡Mami, reposa!

Hormiguita retozona
desde aquel día juró
ayudar a su mamita
y su promesa cumplió.
Hormiguita retozona
fue muy dichosa y creció 
ayudando a su mamita,
y mi cuento se acabóooooo.



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