Perro
convaleciente
Estaba
a duras penas comprendiendo
y
me encontré en la calle como perdido
los
gritos y bocinas se colaban
insolentes
en mi áspera congoja.
Palpé
las cicatrices que dejó tu mirada,
ignoraba si era azul o castaño o verdosa
pero
la sabia fatalmente buena,
de
algún modo notaba que aún estaba vivo
que
no había sucumbido a una endémica angustia
así
que empezaron de nuevo a funcionar
mis
articulaciones y mis candores.
Fue
sólo entonces que olfateé el mundo
como
un perro convaleciente
y
sentí que a ese aire concurrían
rostros
y móviles y sombras y manos
que
aquí y allá empezaban a sonar
rebeldías
como vientos armándose
y
también que muchísimas piernas se apoyaban
sobre
las muertes y los sacrificios
y
empezaban a andar y caminábamos.
Y
aunque estaba en la calle como perdido
perro
convaleciente que lame sus heridas
de
pronto supe que tu ausencia y yo
estábamos
rodeados por un abrazo prójimo
y
sin pensarlo dos veces me fui
con
tu ausencia y con ellos
a
faenar desconsuelos
a
bregar otra vez por el hombre.
Mario
Benedetti
Imagen:https://www.google.com/
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