La araña
Ved con qué
natural sabiduría
las finas
hebras a las hojas ata,
y una red teje
de fulgor de plata
que la infeliz
Aracne envidiaría.
Mas si el
viento soplante con porfía
la prodigiosa
tela desbarata,
vuelve otra
vez a su labor ingrata
y una malla
más tenue alumbra el día.
Hombre, que
tus empresas no coronas
porque al
primer fracaso o desperfecto
a un estéril
desmayo te abandonas,
ten de tu vida
y tu vigor conciencia,
y aprende a
ver el triunfo de este insecto
una lección sublime de paciencia.
Juan Ramón Molina
Imagen:https://www.google.com/
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