miércoles, 25 de diciembre de 2019


Platero

Platero es pequeño,  peludo, suave; tan blando por fuera,que se diría todo de algodón; que no lleva huesos. Sólo los espejuelos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rojas, celestes y gualdas… Lo llamo dulcemente “¿Platero?”, y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal…:
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel,…
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paseo sobre él los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-Tien’ asero…
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

Juan Ramón Jiménez

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