Nocturno
Cri,
cri, cri! El canto de la carcoma trabajando
en
el silencio de la noche,
entre
libros alineados
como
soldados, en los anaqueles antiguos.
Soldados
de la fe, del arte, de la ciencia,
heraldos
del amor, que ostentan una flor
rociada
de llanto;
cri,
cri, cri! Sumiso y lento canto.
Canta
a las estrellas el grillo, y su verso parece
el
chirrido del carro del Tiempo en el universo.
Oh
cuánta calle, cuánta, bajo el empedrado luciente!
el
fin no se ve; y los doctos no saben nada.
Desdentada
y ronca, en la humedad,
ríe
la rana, hasta desternillarse,
estupefacta
de que un poco de agua aniegue
al
mundo, y ella, sobrenadando,
lo
sacude, lo sumerge y lleva a flote.
Notas
más altas expresa el búho en el bosque,
y
por aquel su: “Quién, quién” voz infantil
que
implora: Oh Luna, baja a salvarme, pronto!
Y
la luciérnaga, cuando, guía al seto en flor
a
los pequeños perdidos, a citas de amor.
Durante
el día pobrecitas, van por el mundo cansadas;
pero
el hombre no las ve, y las aplasta con el pie.
También
yo siento agitarse algo en mí;
tal
vez me es de gran alegría, pero más a menudo de tormento;
y
si vuelvo a ver el cielo, me parece que quiere
salir
y salir, salir, salir!
Giusepe
Antonio Pasquale
Imagen:https://www.blogger.com/
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