martes, 8 de octubre de 2024

Nocturno

Cri, cri, cri! El canto de la carcoma trabajando

en el silencio de la noche,

entre libros alineados

como soldados, en los anaqueles antiguos.

Soldados de la fe, del arte, de la ciencia,

heraldos del amor, que ostentan una flor

rociada de llanto;

cri, cri, cri! Sumiso y lento canto.

 

Canta a las estrellas el grillo, y su verso parece

el chirrido del carro del Tiempo en el universo.

Oh cuánta calle, cuánta, bajo el empedrado luciente!

el fin no se ve; y los doctos no saben nada.

 

Desdentada y ronca, en la humedad,

ríe la rana, hasta desternillarse,

estupefacta de que un poco de agua aniegue

al mundo, y ella, sobrenadando,

lo sacude, lo sumerge y lleva a flote.

 

Notas más altas expresa el búho en el bosque,

y por aquel su: “Quién, quién” voz infantil

que implora: Oh Luna, baja a salvarme, pronto!

 

Y la luciérnaga, cuando, guía al seto en flor

a los pequeños perdidos, a citas de amor.

Durante el día pobrecitas, van por el mundo cansadas;

pero el hombre no las ve, y las aplasta con el pie.

 

También yo siento agitarse algo en mí;

tal vez me es de gran alegría, pero más a menudo de tormento;

y si vuelvo a ver el cielo, me parece que quiere

salir y salir, salir, salir!

Giusepe Antonio Pasquale

Imagen:https://www.blogger.com/

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