domingo, 27 de octubre de 2024

Fieras en la batalla

Se utilizaron toros en esa guerra.
Se adiestraron feroces jabalíes.
Los leones precedían al ejército;
expertos domadores se ocupaban de ellos,
teniéndolos a raya con sus látigos
y apaciguando sus impulsos.
Mas de nada sirvió, porque las fieras,
al producirse el choque y la matanza mutua,
locas en medio de la confusión,
enardecidas por la sangre recién derramada,
se lanzaron furiosas a uno y otro lado,
sembrando el pánico en las filas,
sin respetar amigos ni enemigos.
Su rugido se oía por todas partes.
Un león saltaba al rostro del soldado más próximo,
lo derribaba de su montura y, abrazado con él,
en el suelo, le hundía las potentes mandíbulas
en el cuello, haciendo trizas su armadura
con la afilada garra de acero.
Otro, pacientemente, desgarraba un cadáver
hasta el hueso, con avidez y glotonería.
Los toros, que venían detrás, arremetieron
contra los domadores, lanzándolos al aire
y hollándolos con sus pezuñas. Con los cuernos,
bajando las cabezas, abrían el costado y el vientre
de infantes y caballos, o hacían surcos en la tierra
con gesto amenazador y hocico babeante.
También los jabalíes enloquecieron:
fuera de sí, cargaban contra sus amos,
y sus dientes hacían presa en las varoniles gargantas.
Los caballos, para evitarlos, se ponían en pie,
golpeando el aire con sus cascos delanteros:
hubierais visto cómo caían, seccionadas las patas,
aplastando la tierra con su peso.

Tito Lucrecio Caro

Imagen:https://www.blogger.com/

lunes, 21 de octubre de 2024

 La noche 

La noche en la montaña mira con ojos viudos
de cierva sin amparo que vela ante su cría;
y como si asumieran un don de profecía,
en un sueño inspirado hablan los campos rudos.

Rayan el panorama, como espectros agudos,
tres álamos en éxtasis... Un gallo desvaría,
reloj de media noche. La grave luna amplía
las cosas, que se llenan de encantamientos mudos.

El lago azul de sueño, que ni una sombra empaña,
es como la conciencia pura de la montaña...
A ras del agua tersa, que riza con su aliento,

Albino, el pastor loco, quiere besar la luna.
En la huerta sonámbula vibra un canto de cuna...
Aúllan a los diablos los perros del convento.

Julio Herrera y Reissig

Imagen:https://www.blogger.com/

lunes, 14 de octubre de 2024

Salmo de las bestias en reposo

Vosotras sois el origen de mis manos sobre el mundo,

el brillo de mis ojos frente a la piel de la noche,

y el nacimiento de mi voz entre los árboles ocultos.

En vuestra carne mis sentidos aprendieron a escuchar la lluvia,

el fuego y la brisa que deja su falda de golondrinas

en mi casa agrietada como la frente de un pastor antiguo.

En la mañana inicial de los metales y los peces,

cuando los campanarios vivían en su materia pura,

y la música apenas maduraba en los ramajes crepusculares,

vuestras pisadas inauguraron las grandes extensiones de la nieve,

el ligero latido del agua y la menuda fragancia del césped.

Vosotras sois el arco de mis hombros, la bóveda de mis axilas

y la única verdad que me lleva hacia el amor y el sueño.

Yo siento vuestra sangre recorrer mis huesos,

la honda vestidura de mis venas y los desfiladeros de mi alma,

como un carruaje de mujeres que atraviesa los montes

en busca del perfume, de los venados y de los espejos lejanos.

 

En la delgada marea de mis cabellos,

en la corteza apagada de mis uñas, en el musgo de mis sienes,

vosotras cantáis la infancia de las remotas campesinas

que tuvieron una bandeja de frutas sobre su mesa,

y dieron de comer a los mendigos, los labriegos y los pájaros

disueltos sobre la llanura solitaria de mi pecho.

 

Los grandes valles del aceite y del mármol,

de las espigas en su esencia pura, de las flores en una sola rosa,

aromaron vuestros párpados, en las hondonadas de sol inmenso,

sobre la yerba titilante y cubierta de cielo,

como una doncella dormida bajo la desnudez de la aurora.

 

Todo lo que en mis vísceras palpita y anhela la eternidad

en el rostro del niño más pequeño, o en la piel del ave más liviana,

estuvo en el marfil reposado de vuestros esqueletos.

Oh, cuidadoras de mis dientes, de mi palabra sobre el tiempo,

ahora vosotras estáis en lo más puro de mi vida,

en los hondos libros milenarios, en los pocos amigos verdaderos,

en la mansedumbre de mi perro y en la noche de las ciudades

cuando mi cuerpo asiste a su fiesta de amor y tristeza.

 

Yo os presto, en estos días grises, la lámpara de mis ojos

para que veáis la hermosura de mi Patria,

sus grandes tajamares de montañas y colinas esmaltadas,

sus campos de mariposas y naranjas desprendidas de los mapas,

sus inmensos ríos de linaje misterioso y profundo,

sus selvas que despiertan el sexo y la melancolía,

y sus costas donde el mar, infante de escudo transparente,

crea balcones de espuma para las hijas de los pescadores.

 

En esta ardiente comarca de llanuras patriarcales,

de arbustos que elevan su perfil de abejas hacia la luna,

reviven las mismas laderas que escucharon vuestros pasos,

cuando las lentas estaciones del hielo y sus sales silvestres

os trajo a mi tibia gruta poblada de dibujos misteriosos.

Oh, creadoras de mi llanto, de los vivos ramajes de mi pelo,

vosotras sois el principio de mi materia,

el secreto canto de mis poros, la plegaria de mis brazos,

y el silencio de la noche sobre mi garganta

y el corazón de los bosques inclinados en las tinieblas.

Juan Manuel González

Imagen:https://www.blogger.com/

martes, 8 de octubre de 2024

Nocturno

Cri, cri, cri! El canto de la carcoma trabajando

en el silencio de la noche,

entre libros alineados

como soldados, en los anaqueles antiguos.

Soldados de la fe, del arte, de la ciencia,

heraldos del amor, que ostentan una flor

rociada de llanto;

cri, cri, cri! Sumiso y lento canto.

 

Canta a las estrellas el grillo, y su verso parece

el chirrido del carro del Tiempo en el universo.

Oh cuánta calle, cuánta, bajo el empedrado luciente!

el fin no se ve; y los doctos no saben nada.

 

Desdentada y ronca, en la humedad,

ríe la rana, hasta desternillarse,

estupefacta de que un poco de agua aniegue

al mundo, y ella, sobrenadando,

lo sacude, lo sumerge y lleva a flote.

 

Notas más altas expresa el búho en el bosque,

y por aquel su: “Quién, quién” voz infantil

que implora: Oh Luna, baja a salvarme, pronto!

 

Y la luciérnaga, cuando, guía al seto en flor

a los pequeños perdidos, a citas de amor.

Durante el día pobrecitas, van por el mundo cansadas;

pero el hombre no las ve, y las aplasta con el pie.

 

También yo siento agitarse algo en mí;

tal vez me es de gran alegría, pero más a menudo de tormento;

y si vuelvo a ver el cielo, me parece que quiere

salir y salir, salir, salir!

Giusepe Antonio Pasquale

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martes, 1 de octubre de 2024

Kwabenya

Vivir en Kwabenya
Y estar sin un burro europeo
Es realmente retornar a la gente del pueblo
Ser uno con el grillo
Ser uno con el conejo
Ser uno con la mantis religiosa
La rana, la liebre y el tronchador
Y en ese contexto
Movilidad es igual a
Tu destino (mientras el cuervo vuela)
Dividido por la posibilidad de conseguir un levantamiento
Multiplicado por la posición corriente del sol
Multiplicado por la filosofía de la tortuga
Dividido por la geometría territorial del caracol
Más el 'ser o no ser'
Protocolo político del camaleón.

Atukwei Okai

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